Los Saltamontes Eumastácidos (Familia Eumastacidae) de Colombia: Un Tesoro para la Macrofotografía.
- Francisco Lopez

- May 11
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Updated: May 12
Los Saltamontes Eumastácidos (Familia Eumastacidae) de Colombia: Un Tesoro para la Macrofotografía.
Por: Francisco López Machado
Biólogo y Fotógrafo de Naturaleza
Los enigmáticos saltamontes de Colombia.
Colombia, un país reconocido por su exuberante biodiversidad, de la cual forman parte una gran variedad de insectos fascinantes. Esto hace a nuestro país un paraíso para quienes disfrutamos explorar este “micromundo” de los insectos: mariposas, polillas, abejas, avispas, hormigas, escarabajos, y, por supuesto, los ortópteros. Dentro de este orden, muy presente en la cultura popular, y que abarca saltamontes, grillos, langostas y chapules, sobresale la familia Eumastacidae, famosa por sus apodos pintorescos: saltamontes mono, payaso o cerilla. Basta verlos para entenderlo: posturas erguidas, patas traseras estiradas en ángulo y, en muchas especies, una paleta de verdes, rojos y azules que parecen salidos de un carnaval tropical.
Taxonómicamente, estos insectos pertenecen al Orden Orthoptera, suborden Caelifera y a la superfamilia Eumastacoidea. Aunque la ciencia los clasifica con rigor, para el ojo curioso y desprevenido representan una maravilla visual y un reto fotográfico irresistible.
Fotografiarlos es relativamente más fácil que con otros grupos de insectos. Sus colores vibrantes los hacen fácilmente visibles cuando saltan a nuestro paso. No son voladores, así que no se van a desplazar muy lejos. Además, parece que confían mucho en sus colores de advertencia (aposemáticos) por lo que con paciencia y cuidado es posible acercarse bastante a ellos para lograr muy buenos primeros planos.
En este corto escrito vamos a conocer algo de la biología, distribución y diversidad de los Eumastacidae colombianos; un tesoro aun poco desconocido, que enriquece nuestra biodiversidad y alimenta la pasión por la fotografía de naturaleza.

Figura 1: Paramastax rosenbergi una de las primeras fotografías que logré de estos coloridos insectos. Tomada en Restrepo, Valle del Cauca, en un bosque de niebla en 2012.
Ciclo de vida, dieta y comportamiento.
Metamorfosis sin crisálida: Como todos los ortópteros, los eumastácidos hacen metamorfosis incompleta, es decir, pasan por 3 estados.
HUEVO → NINFA → ADULTO.
La ninfa sale del huevo ya con la silueta del “payaso” adulto, pero sin algunas de sus características finales, como por ejemplo las alas. Estas características las desarrolla poco a poco a lo largo de 5‑7 mudas (cambios de estado de desarrollo) que pueden prolongarse varias semanas. Los huevos suelen quedar pegados al suelo o a la vegetación dentro de una espuma que, al secarse, forma una estructura rígida llamada ooteca. En algunos casos las ninfas lucen finas rayas en los ojos que delatan cuántas mudas han superado.

Figura 2. Hembra juvenil de Paramastax rosembergi, fotografiada en vereda Román, Restrepo, Valle del Cauca. 2014.
Menú “prehistórico”: Se cree que este linaje de ortópteros es bastante antiguo y su dieta lo delata: muchas especies prefieren algas, helechos y gimnospermas, que eran las plantas que dominaron la Tierra antes de la aparición de las plantas con flores, hace aproximadamente 140 a 160 millones de años, durante el período Cretácico temprano. Por ejemplo, las especies del género Homeomastax casi siempre está sobre frondas de helecho; Paramastax incluye hierbas y flores; Temnomastax se asocia a leguminosas de la subfamilia Mimosoideae.
Por otra parte, un aspecto intrigante es que algunas especies que exhiben colores llamativos que pueden ser coloraciones aposemáticas, del tipo de “¡no me comas, soy tóxico!”, lo que sugiere una posible conexión con la alimentación de plantas venenosas.

Figura 3. Hembra de Paramastax rosembergi, sobre unas hojas secas de helecho. Su alimentación a base de plantas consideradas primitivas hace sospechar que su linaje evolutivo es muy antiguo. Fotografía tomada en Restrepo, Valle en 2011.

Figura 4. Hembra de Paramastax rosembergi, alimentándose ávidamente de una hoja. Fotografía tomada en el Kilómetro 18, Cali, en 2015.
¿Por qué sus pintorescos sobrenombres? Su postura típica, patas largas plegadas casi horizontales (Figura 5 a 7) les da el aire de un primate agazapado o de un avión en miniatura. En la mayoría, el cortejo es mudo y visual porque carecen de tímpano; sin embargo, los machos de Paramastax sí pueden “tocar” a la pareja mediante vibraciones (estridulan frotando estructuras del abdomen). En Zeromastax selenesii se ha visto un baile combinado de señales visuales y temblores para convencer a la hembra. Se ha observado también que ante la amenaza de algún depredador pueden permanecer estáticos, confiando en su camuflaje. Otros dan saltos cortos entre hojas en lugar de volar, ya que sus alas son pequeñas o inexistentes en varias especies.

Figura 5. Otro ejemplar macho de Paramastax rosenbergi haciendo gala de su elegante postura y colorido. Fotografía tomada en Restrepo, Valle del Cauca, 2014.
Pieza clave del engranaje ecológico: Los saltamontes, en términos generales, representan un grupo de insectos funcionalmente importantes dentro de los ecosistemas, ya que desempeñan un papel crucial como fuente de alimento para una amplia variedad de animales, contribuyendo de manera significativa a las cadenas tróficas. Además, como herbívoros, ejercen una influencia directa sobre las comunidades vegetales. Para el caso particular de los Eumastácidos, aunque aún faltan estudios puntuales, sabemos que como herbívoros, sirven de alimento para otros insectos, aves, reptiles, arañas y pequeños mamíferos insectívoros. En paisajes abiertos pueden alcanzar densidades altas y, por tanto, participar activamente en la transferencia de energía de las plantas hacia niveles tróficos superiores. Su abundancia (o ausencia) se ha propuesto como posible indicador de la calidad de ciertos bosques y sabanas.

Figura 6. Hembra de Phryganomastax lehmanni sobre una hoja de helecho, que también es su fuente de alimentación principal. Fotografía tomada en Anchicayá, Valle, en 2015
En conjunto, su ciclo de vida sencillo, su dieta especializada y sus comportamientos singulares convierten a los Eumastacidae en un micro‑laboratorio viviente: perfectos para observar, fotografiar y seguir descubriendo.

Figura 7. Macho de Phryganomastax lehmanni sobre una hoja de helecho, que también es su fuente de alimentación principal. Fotografía tomada en Anchicayá, Valle, en 2015.
¿Dónde se encuentran? Mapa y diversidad de los Eumastacidae en Colombia: Aunque la familia Eumastacidae se dispersa por los trópicos del Viejo Mundo, en Sudamérica solo ella representa a la superfamilia Eumastacoidea. En Colombia sus especies se mueven desde la orilla del Caribe hasta casi 3000 m de altitud, siempre en ambientes húmedos con claros o bordes de bosque donde la vegetación es densa, pero deja pasar la luz.
Los lugares con más presencia.
La Amazonía y la Cordillera Oriental: junglas bajas rebosantes de helechos y laderas nubladas plagadas de matorrales, respectivamente.
Oeste y valles interandinos: Homeomastax (Figura 8 a 10) desde la costa norte sigue el flanco occidental de los Andes y penetra por los valles del Cauca y Magdalena.
El género Paramastax (figuras 1 a 5) salta el mapa neotropical: Amazonia colombiana, Valle del Cauca, Putumayo e incluso Centroamérica.
En las selvas húmedas de la vertiente pacífica del Valle del Cauca encontramos el género Phryganomastax. (figuras 6 y 7).
Pseudomastax y Eumastacops viven a la sombra de la gran selva amazónica, mientras.
Zeromastax se considera endémico (exclusivo) de la Sabana de Bogotá (Cundinamarca).
Eumastax, presente en Putumayo, Guaviare, Boyacá y Amazonas (figura 11).
Caenomastax en la franja media andina comprendida entre Boyacá, Cundinamarca y Santander.

Figura 8. Homeomastax dereixi hembra, fotografiado sobre unas hojas de platanillo en el Jardín Botánico de la Universidad del Tolima. 2012.

Figura 9. Homeomastax dereixi hembra, fotografiado sobre unas hojas de platanillo en el Jardín Botánico de la Universidad del Tolima. 2012.

Figura 10. Una hembra de Homeomastax dereixi fotografiado cerca de la Sierra Nevada de Santa Martha en 2014.

Figura 11. Macho de Eumastax luteifrons fotografiado cerca de Leticia en Amazonas, 2024.

Figura 12. Hembra de Eumastacops nemorivaga fotografiada sobre una hoja de platanillo cerca de Leticia, Amazonas en 2024.

Figura 13. Hembra de Eumastacops nemorivaga mirando fijamente a la cámara antes de saltar. fotografiada cerca de Leticia, Amazonas en 2024.
¿Cuántos conocemos y cuántos faltan por descubrir? En todo el mundo existen aproximadamente 249 especies descritas. Para Colombia, Varón en el año 2000 registró 37 especies, distribuidos en 14 géneros y 5 subfamilias; Eumastax fue el campeón con 8 especies.

Figura 14. No todos los Eumastacidae son de colores alegres. Esta especie, Pseudomastax laeta de colores oscuros con manchas blancas, le apuesta a otro tipo diferente de camuflaje.

Figura 15. Algunas veces contamos con la suerte de encontrarlos en lugares que no son los habituales. Este macho de Pseudomastax laeta apareció en una pared del alojamiento donde estaba hospedado en Amazonas durante las salidas del libro Alas que cuentan Historias: Mariposas de Colombia.
¿Cuántos conocemos y cuántos faltan por descubrir? En todo el mundo existen aproximadamente 249 especies descritas. Para Colombia, Varón en el año 2000 registró 37 especies, distribuidos en 14 géneros y 5 subfamilias; Eumastax fue el campeón con 8 especies.
Subfamilia | Géneros | Especies (Varón, 2000) |
Eumastacinae | 11 | 24 |
Temnomastacinae | 6 |
|
Paramastacinae | 1 | 7 |
Parepisactinae | 1 | 3 |
Pseudomastacinae | 1 | 2 |
Total | 20 | 36 |
Tabla 1: Diversidad de Eumastacidae en Colombia (Basado en Varón, 2000 y "Introducción a los Saltamontes de Colombia")
Actualizaciones realizadas por Carbonell et al. en 2007 y la obra "Introducción a los Saltamontes de Colombia" de Cadena-Castañeda y Cardona (2015) actualizó el estado del conocimiento de los saltamontes en el país, incluyendo a los Eumastacidae, lo que añade decenas de nombres nuevos, sobre todo del Caelifera andino‑amazónico, así que la cuenta real probablemente supera holgadamente las 50 especies. En otras palabras: cada salida de campo puede deparar un “saltamontes payaso” aún sin nombre. Motivo de sobra para seguir explorando… y fotografiando.

Figura 16. Macho de Paramastax poecilosoma fotografiado en la cuenca del rio Meléndez, en el PNN Farallones de Cali. 2021.
Detalles que sorprenden: Nombres, formas y un guiño a la conservación
¿Por qué “saltamontes mono” o “payaso”? El apellido científico Eumastacidae proviene de Eumastax (Burr, 1899) y del griego mastax = “mandíbula”. Pero en el campo la gente prefiere bautizarlos con gracia: Saltamontes mono o cerilla alude a sus patas finas y esa pose rígida, casi de equilibristas. Clown grasshoppers destaca los patrones chillones de algunas especies. Conocer la etimología ayuda a humanizar la ciencia y revela cómo la cultura capta lo que ve en la selva.
Pasarela de características morfológica:
Los Eumastacidae se distinguen por sus patas delgadas en ángulos rectos con respecto al cuerpo. Muchas especies son ápteras, es decir, no tienen alas o son vestigiales. La cabeza, en ángulo, sobresale sobre el tórax y el abdomen. Tienen antenas cortas con un órgano apical en forma de mazo. Por otra parte, sus colores vibrantes, que incluyen amarillos, rojos, verdes y azules metálicos. Todas estas características hacen a los Eumastacidae sujetos ideales para la fotografía macro.
Algunas especies protagonistas en Colombia:
Zeromastax selenesii es una especie recién descrita en Cundinamarca, vestido de arcoíris.
Las especies del género Paramastax son notables por sus colores vibrantes, que en ocasiones recuerdan a la bandera colombiana.
Pseudomastax laeta con su coloración negro con blanco dramático; salta entre lianas amazónicas.
Las especies del género Homeomastax son especialista en helechos, maestro del camuflaje verde.
En total, más de 20 géneros se reparten por selvas, sabanas y cordilleras, cada uno con su historia de color y adaptación.

Figura 17. Un ejemplar de Paramastax rosenbergi muy elegantemente posado sobre el tallo de una gramínea. PNN Farallones de Cali, cuenca del rio Meléndez. 2021.
Un guiño urgente a la conservación: Aún sabemos poco sobre el estado real de estas maravillosas criaturas. La deforestación y la expansión agrícola reducen su hábitat antes de que la ciencia las pueda descubrir y catalogar. En esta perspectiva, fotografiar, divulgar y seguir explorando son acciones sencillas que ayudan a ponerles nombre y rostro ante el público y, con suerte, ante los programas de protección. Cada clic de la cámara es un voto por la biodiversidad.
Hitos que abrieron camino: Dos obras clave para entender a los Eumastácidos
Descamps, 1971: El gran inventario inicial. Hace más de medio siglo, el entomólogo francés Marius Descamps publicó Les Eumastacidae de Colombie. Armado con ¡unos 1 300 ejemplares! recolectados en todo el país, revisó al detalle las subfamilias Paramastacinae y Eumastacinae. Fue la primera radiografía seria del grupo: descripciones, claves de identificación y mapas de distribución que siguen citándose hoy. En pocas palabras, Descamps puso los cimientos taxonómicos sobre los que todavía construimos. La magnitud de la colección estudiada por Descamps, subraya la exhaustividad de su investigación y su contribución fundamental al conocimiento de este grupo de insectos en Colombia.

Figura 18. Dos machos de Paramastax rosenbergi posados sobre la misma hoja. Es bastante frecuente ver ejemplares que han perdido una o inclusive, sus dos patas traseras, muy seguramente a consecuencia del ataque de un depredador. Restrepo, Valle del Cauca, 2014.
Varón, 2000: Actualización y mirada ecológica Treinta años después, Héctor Varón retomó el tema con su artículo Saltamontes eumastácidos de Colombia. Sumó nuevos registros y sintetizó lo que se sabía hasta entonces:
· 5 subfamilias, 14 géneros y 37 especies confirmadas.
· Rasgos distintivos (tamaño reducido, “pose de avión”, colores vivos).
· Hábitats favoritos: claros húmedos y sotobosques plagados de helechos.
Su trabajo funcionó como “foto panorámica” del cambio de siglo, mostrando cuánto habíamos avanzado desde Descamps… y cuánto quedaba aún por descubrir.
¿Por qué importa? Estos dos hitos no solo ordenaron nombres y descripciones; también guiaron las búsquedas posteriores que siguen destapando nuevas especies colombianas. Conocer la historia de la ciencia detrás de nuestras fotos ayuda a valorar la importancia de cada hallazgo en el terreno.

Figura 19. Macho de Eumastacops nemorivaga a pleno sol, demostrando total confianza en sus colores de advertencia. Fotografiado en amazonas en 2024.
Compartiendo la Belleza e Importancia de los Eumastacidae
La familia Eumastacidae en Colombia representa un componente fascinante de la rica biodiversidad del país. Estos insectos, con sus singulares posturas y deslumbrantes colores, han capturado la atención tanto de la comunidad científica como del público en general. Su ciclo de vida, ligado a plantas ancestrales como helechos y gimnospermas, y sus comportamientos únicos, como la estridulación en el género Paramastax y la pose característica de "avión", ofrecen un sinfín de oportunidades para la observación y la documentación fotográfica. La distribución de los Eumastacidae a lo largo del territorio colombiano, desde las costas hasta las altas montañas, y la continua adición de nuevas especies a la lista, subrayan la necesidad de seguir explorando y comprendiendo este grupo.

Figura 20. Macho de Pseudomastax laeta dándonos otro interesante ángulo de vista de frente a la cámara.
Su importancia ecológica, aunque aún no esté completamente dilucidada en el contexto colombiano, es innegable, formando parte de complejas redes tróficas. Es aquí donde la macrofotografía, con su capacidad para revelar los intrincados detalles de la morfología y coloración de estos insectos, se constituye como una herramienta poderosa para fomentar la apreciación y el conocimiento de estas pequeñas joyas de la naturaleza colombiana. A través del lente, he tenido la oportunidad de compartir la belleza de este grupo de saltamontes, inspirando asombro y promoviendo la conciencia sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad en Colombia.
Una gran ventaja es que estos saltamontes son mucho más fáciles de fotografiar que otros grupos de insectos. Nunca parecen tener afán por ocultarse. así que, con un poco de paciencia, acercándose lentamente, es posible lograr unas muy buenas fotografías, como las que aquí les he compartido.
Mi invitación final: la próxima vez que caminen por un sendero húmedo y vean saltar algo diminuto y multicolor, detenganse. Tal vez sea uno de estos fascinantes insectos, y con un poco de suerte, podrán capturar su propia ventanita a la biodiversidad colombiana. Porque conservar empieza, siempre, por conocer y asombrarse.
Francisco López Machado
Biólogo y Fotógrafo de Naturaleza
Mayo de 2025



















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